17 de marzo de 2016

Pesadillas y Terrores Nocturnos


Pesadillas Infantiles

Se trata de uno de los trastornos más frecuentes en la infancia. Podemos definirlo como un sueño largo muy elaborado, con riqueza de detalles y que provoca en el niño una fuerte sensación de ansiedad, miedo o terror. 

El episodio suele terminar con el despertar del niño, volviendo éste a un estado de plena alerta y con la sensación de miedo o ansiedad todavía presente.

A diferencia de lo que ocurre con los terrores nocturnos, el niño, normalmente, es capaz de relatar con todo detalle el sueño, sus personajes, circunstancias y hechos que se han ido sucediendo.

Aunque las pesadillas no suelen suponer un riesgo,  para la salud del niño, sí que pueden producir un cierto temor a dormir, no querer ir a la cama, somnolencia excesiva, irritabilidad, ansiedad…

El primer episodio suele aparecer por primera vez entre los 3 y 6 años.

Normalmente estos episodios se superan con la edad y no necesitan ningún tipo de intervención psicológica.


    Orientaciones para superar pesadillas

·      Los padres deben saber tranquilizar a los niños tras el episodio.

·      Es importante que acudan al dormitorio del hijo y lo escuchen pero sin entrar en demasiado      detalles acerca del contenido del sueño.

·      Utilice una voz suave y trate de no mostrarse excesivamente preocupado o ansioso por lo que ha sucedido, explicarle que ha tenido una pesadilla y que ya ha pasado todo.

·      Si el niño  está muy asustado puede dejarle dormir en el dormitorio de los padres, o que alguno de ellos lo acompañe durante algún tiempo mientras trate de conciliar el sueño. También puede dejarse encendida una luz. De todas formas, estos aspectos deben valorarse en cada caso para no crear hábitos inadecuados.


Los Terrores Nocturnos

Los denominados Terrores Nocturnos son menos frecuentes que las pesadillas, no obstante, tienen también una alta incidencia en la población infantil.

Durante el episodio es habitual que el niño se siente bruscamente en la cama y comience a gritar y llorar con una expresión facial de terror y signos de intensa ansiedad. A diferencia de lo que sucede en las pesadillas, no suele despertarse fácilmente a pesar de los esfuerzos de otras personas que tratan de sacarlo del trance desagradable. 

Si finalmente se consigue, el niño se muestra confuso, desorientado durante unos minutos y con una cierta sensación de temor pero no tan acusado como en el caso de las pesadillas. No hay recuerdo del sueño y si no se ha despertado totalmente vuelve a dormir inmediatamente sin recuerdo de lo sucedido al día siguiente.

Normalmente se inicia en niños de edades comprendidas entre 4 y 12 años.

Se defiende un componente hereditario en los terrores nocturnos, aunque factores externos o ambientales como el estrés, se asocian  con estos episodios.

Los terrores nocturnos normalmente desaparecen espontáneamente  con el tiempo y no suelen precisar tratamiento farmacológico, salvo en aquellos casos que por su frecuencia o intensidad constituyan un problema para el niño y así lo estime un profesional de la salud.

Orientaciones para  controlar los terrores nocturnos

·    Durante los episodios simplemente tienen que vigilar que el niño no se caiga de la cama o sufra cualquier daño físico derivado de su incorporación de la cama y su estado. 

·     No hablarle ni intentar despertarle

·     Regule los horarios de sueño, para ayudar al niño a desarrollar un patrón de sueño más maduro. Asegúrese de que tiene un horario regular de sueño y que descansa lo suficiente.

·    También funciona despertar al niño antes de que sufra los terrores), esto requerirá la observación previa durante varios días para poder establecer el momento aproximado en que se produce. Con esta acción se corta el ciclo del sueño y por tanto, la aparición del episodio.


Tanto en los terrores nocturnos como en las pesadillas es necesario valorar la conducta del niño cuando está despierto. Comprobar  si existen problemas en la escuela u otro ámbito que puedan estar influyendo en el mismo. De confirmarse la existencia de dichos factores externos, debería actuarse sobre ellos a fin de solucionar el problema.



A continuación os dejamos unos cuentos sobre el tema.


Nana Bunilda come pesadillas 
Autora: Mercè Company. Editorial: SM
Es una divertida historia que ayuda a los pequeños a vencer su temor a los malos sueños. 







                                      


¿Por qué sueño cosas feas?
AutoraOlga Alamán . IlustradoraClara Roca . EditorialPlaneta de los libros 
Un libro de consulta sobre los miedos comunes en la infancia contado desde la perspectiva de una familia donde sus hijos preguntan a sus padres sobre sus miedos, respondiendo éstos de forma sencilla, clara y sin rodeos las dudas surgidas. Un libro que acompaña con ilustraciones coloristas y muy relevantes según el miedo a tratar, y acaba con cada aclaración con una pregunta hacia el lector generando una vía de conversación más allá del libro



¡Buenas noches monstruos!
Autora/IlustradoraLucía Serrano . Editorial: Anaya 
Una bonita historia de papeles invertidos donde unos coloridos y tiernos monstruos tienen miedo a la oscuridad y el niño no. Una forma de darle la vuelta al miedo nocturno, ponderar el papel del niño y hacer de los monstruos personajes con sentimientos y con miedos.




Tragasueños
Autor: Michael Ende . IlustradoraAnnegert Fuchshuber . Editorial: Editorial Juventud
Cuenta una bonita historia de una princesa que vivía en un bello país donde lo principal era dormir bien. Pero ella tenía terribles pesadillas que no le dejaban dormir. El rey, preocupado por la princesa, emprende un viaje en busca de un remedio que le llevará a conocer a Tragasueño, un entrañable ser come sueños y pesadillas que le ayudará.


Negri tiene pesadillas
Autor: Marcelo E. Mazzanti . Ilustradora: Rebeca Luciani  . EditorialLa Galera
Un grupo de monstruos que van camino a un festival de cine de terror se pierden y acaban en los sueños de Negri que termina teniendo pesadillas. Pero Negri no permitirá que le estropeen la noche.






¡Fuera pesadillas!
Autora: Elisenda Roca . IlustradoraCristina Losantos . Editorial: Editorial Bambú 
Un libro rimado que cuenta la historia de un niño alegre y divertido que se aterroriza cuando llega la noche y comienza a ver monstruos terroríficos, sombras y ruidos que desaparecen cuando sus padres encienden la luz. Pero su abuela le enseñará a vencer sus miedos y descubrirá junto a ella que la oscuridad puede ser divertida!

13 de marzo de 2016

Técnicas y estrategias de estudio

¡Hola!

En esta entrada os dejamos el power point sobre las técnicas de estudio que hemos realizado con nuestros alumn@s de 5º Educación Primaria.


 

9 de marzo de 2016

Educar en la responsabilidad II

 En una entrada anterior ya os hablamos sobre la responsabilidad, dijimos que es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien propio junto al de los demás., también hablamos sobre lo que  podemos exigir a un niño o hasta dónde es capaz de actuar de un modo responsable cuando tiene de 3 a 6 años.


Ahora vamos a hablar de los niños de 6 a 12 años.


¿Cuánto podemos exigir a nuestros hijos según su edad?


Entre 6 y 7 años. Debemos dejarles que  preparen los materiales para realizar una actividad, la mochila o carpeta del cole… siempre con el control de un adulto para evitar olvidos. Comienza a ser capaz de realizar solo, desplazamientos cortos y conocidos. Es capaz de administrar la paga semanal y ser consciente de que si se lo gasta todo, no dispondrá de más dinero hasta la siguiente paga semanal. Prefiere relacionarse con los compañeros de su mismo sexo.

Tiene adquiridas las costumbres sociales del saludo, despedida, agradecimiento…
Les gusta agradar a los que le rodean, tiene el deseo de ser bueno y cuando su conducta no es la adecuada, tienden a culpar a los demás o a las circunstancias. Va adquiriendo la noción de justicia  y comprende las normas morales mediante ejemplos concretos.


A los 8 años. Comienza a adquirir autonomía personal y puede controlar sus impulsos, en función de sus intenciones. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos. Todavía precisa alguna supervisión. Se le pueden dar responsabilidades diarias, como preparar el desayuno, bañarse, acudir solo al colegio, etc.

Sabe cuándo y cómo debe obrar en situaciones habituales de su vida. La actuación de las personas adultas es decisiva, dado que si persiste una presión autoritaria el niño se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, se obra de forma permisiva, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia.

Le atrae el juego colectivo y coopera en grupo. Es capaz de prever las consecuencias de sus actos.


Entre 9 y 11 años. Ya es bastante autónomo en sus intenciones y, por lo tanto, en su responsabilidad.
Suele tener una organización propia para sus materiales, ropas, ahorros...
Puede encargarse de alguna tarea doméstica y debe realizarla con responsabilidad y cierta corrección. Le gusta que se le recompense por la tarea que se le encomienda. Aunque aparezcan rasgos de dependencia, le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales. Se hace estricto, exigente y riguroso.

Se identifica con su grupo de amigos en el que cada uno tiene una función asignada y se acata lo que dicta el jefe de la pandilla.

Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas, aunque para los demás suele ser muy estricto. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a obedecer y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad, bondad, etc.


Entre 11 y 12 años. La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por el comportamiento que observa en sus amigos y amigas o compañeros de clase. Los hermanos y hermanas mayores tienen más influencia sobre ellos que los padres.

Aparece una etapa en la que la crítica suele ser muy frecuente y dirigida hacia sus padres y profesores; no le gusta que le traten de un modo autoritario, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.

Necesita tener amigos y depositar en ellos su confianza; es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, las aficiones, etc.

Quiere ser como los mayores. Tiene sentido de responsabilidad, trata de cumplir sus obligaciones y se hace más flexible en sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tiene capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las consecuencias, conoce con bastante objetividad sus intenciones y desea obrar por propia iniciativa, aunque se equivoque.



ORIENTACIONES QUE NOS PUEDEN AYUDAR A  CONSEGUIR QUE NUESTROS HIJOS SEAN RESPONSABLES:

  • Buscar ocasiones para alabarles con realismo y precisión.
  • Señalar límites adecuados y concretos a las acciones que no deseas    que repitan tus hijos/hijas.
  • Dejar claras las normas de comportamiento.
  • Reconocer y valorar su esfuerzo, no sólo el resultado final.
  • Transmitir entusiasmo e implicarte en los asuntos e intereses de tus hijos.
  • Comprender que debe desenvolverse solo ante las dificultades y felicitarle cuando las resuelva adecuadamente.
  • Escuchar con paciencia y sin interferencias de televisión, radio, etc, creando un clima de diálogo y confianza.
  • Considerar que vosotros, padre y madre, sois modelos constantes de referencia y que os van a imitar.
  • Favorecer la participación de los hijos e hijas para decidir algunos asuntos y elegir entre posibilidades.
  • Ayudarles a verse de modo realista, reconociendo sus valores y sus dificultades.

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La responsabilidad genera respeto hacia los demás y  hacia uno mismo.


Documento elaborado a partir  de la guía “DESARROLLO DE CONDUCTAS RESPONSABLES” del Gobierno de Navarra.